El verano sin Andrés
Las manecillas marcan los minutos
granos de arena en cristal
oda a la parsimonia del tiempo que algunos llaman relativo.
Y siento el vacío en el pecho
esa fosa que cavaste con tu beso de despedida y cara iluminada.
Giraste sobre tu eje
caminando casi a pequeños saltos
observé tus pasos rítmicos
mientras una lágrima se me escapaba adornando la corona de tu independencia.
En un respiro profundo reviví tu corta vida
fotografiada entre pestañar.
Aguanto el torrente de sentimientos
conglomerados entre boca y ojos
esperando el más leve reconocimiento de mi existencia.
Continúas caminando en puntillas hacia tu destino
con súper héroe en mano
maleta empacada con dobleces de amor y notas de besos
“Soy grande mamá, yo la cargo solito hasta el carro”.
Suelto tu mano muy a mi pesar y te entrego al mundo
pasan los segundos y ya te extraño
aún no llegas donde papá y ya añoro la llamada que susurra aventuras.
Cuando estoy al borde del precipicio de una soledad incontenible
extiendes tu cuello levemente
veo tus ojos brillando hacia mí.
Exhalo…porque confirmo que me llevas contigo
del mismo modo que te llevo conmigo.
Las manecillas marcarán las horas
y cada una te cantará un “te quiero y te extraño” al oído.
Las manecillas marcarán los latidos de este corazón, que no cesa de pensarte, hasta el día que regreses
hasta el día cuando volveremos a pintar sueños en el aire
y las estrellas se hilarán para regalarte un lienzo de amor.
Y.S.B. © 2007